Está crítica quizás parezca un tanto inútil, ya que refiere a la película ayer proyectada por el BAFICI. Sin embargo, desde mi emoción, dista mucho de serlo, ya que si al menos una persona se entusiasma con el cine mudo a partir de esto, he cumplido mi cometido.
Primero las coordenadas, tiempo y espacio: Metropolis es una película del año 1927, cine mudo, que fue censurada años más tarde por los alemanes. Dió la casualidad que en 1929 un argentino (benditos sean estos personajes argentinos perdidos en el tiempo que hicieron historia) vió la proyección en Alemania y compró una copia.. Está seria donada a un Museo argentino...y encontrada 60 años más tarde. Lo extravagante, lo fascinante, fue que esta copia fue la única que quedó de la versión original de este fascinante film, incluidos así muchos fragmentos de la película que se consideraban perdidos para siempre. Si, si, se restauró en Argentina. Que orgullo. Enviada y proyectada ya en Alemania y otros países, ayer se proyectó por primera vez en Argentina. Emoción fue lo que sobró.
Además de esta fascinante historia, ayer hubo un aditivo espectacular: la música fue efectuada en VIVO, por Marcelo Katz Trío. Con una variedad increíble de instrumentos y dispositivos revivieron esta historia futurista, que de antigua no tiene nada. Este Film dirigido por Fritz Lang reproduce espectacularmente las divisiones sociales en una sociedad capitalista. Llevadas al extremo sus diferencias (?), este film reproduce el conflicto entre los trabajadores y la clase burguesa. Espectacular, escalofriante, por sobre todo, muy bien actuada y dirigida. Impacta la calidad de las actuaciones, ya que al ser cine mudo, todo resta en la expresión. Alusinante.
Por dos horas y medias, tuvimos junto a mi pareja la sensación de haber sido agasajados con un regalo: el de poder viajar por un rato en el tiempo, descubrir que no eramos ni somos tan diferentes... Como diría mi querida madre, "El mundo fue y será una porquería, ya lo sabia". Sin embargo le haría un agregado, aludiendo a la película: siempre nos quedará la emoción, el corazón, lo más humano, aquello que ninguna máquina del mundo podría destruir.
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